La parte más increíble de este informe podría ser cuando Harvard reconoce que su crisis pedagógica se debe en parte a mimar a estudiantes poco preparados: "Durante la última década, el Colegio ha estado exhortando a los profesores a recordar que algunos estudiantes llegan menos preparados para la universidad que otros, que algunos están lidiando con situaciones familiares difíciles u otros desafíos, que muchos están luchando con el síndrome del impostor y casi todos están sufriendo de estrés." "Inseguros sobre cómo apoyar mejor a sus estudiantes, muchos simplemente se han vuelto más indulgentes. Se relajaron los requisitos y se elevaron las calificaciones, particularmente en el año de instrucción remota. Esta indulgencia, aunque bien intencionada, ha tenido efectos perniciosos." Los profesores también han adoptado nuevos métodos de evaluación: Muchos de nosotros pasamos de exámenes de alto riesgo a tareas más frecuentes de bajo riesgo, creyendo que esto ayudaría a los estudiantes a retener el material. Sin embargo, varios han encontrado que las tareas de bajo riesgo son más efectivas para recompensar el esfuerzo que para evaluar el rendimiento, dando a los estudiantes la falsa sensación de que han dominado un material que aún les elude. De manera similar, los profesores pasaron de exámenes y trabajos a modos alternativos de evaluación, como tareas creativas y proyectos grupales, con la esperanza de aumentar la participación de los estudiantes en sus cursos. Sin embargo, varios lucharon para evaluar estas tareas de una manera suficientemente diferenciada. Finalmente, algunos profesores han evitado la calificación convencional, optando en su lugar por 'descalificación' o 'aprendizaje basado en contratos' u otros sistemas en los que los estudiantes obtienen As por completar todo el trabajo asignado. Hay un caso pedagógico que se puede hacer a favor de estos enfoques alternativos, pero son fundamentalmente incompatibles con nuestro sistema de calificación actual, que se basa en las calificaciones para diferenciar.