La mente humana trabaja por sus propias recompensas. Utiliza tu cuerpo para obtener esa recompensa para sí misma, mientras tu ego te hace pensar que vas a lograr algo grandioso al seguir el llamado de la mente. La mente se ríe en un rincón, observando tu estupidez. Tu intelecto está sentado en otro rincón, tratando de golpearte la cabeza, pero tu yo inferior, construido alrededor de tu ego y deseos, nunca escucha su llamado. Cuando el ego se ve desafiado por cualquier situación en la vida, el miedo llama a la puerta. Ese miedo intenta controlar tu mente imponiendo cosas que pueden adormecer el ego por un tiempo, mientras lentamente mata tu propia identidad. Te absorbes en un estado de tristeza ya que tu mente ya no puede operar de la manera habitual. Ese estado de tristeza es creado por la mente condicionada por el miedo. Pero cuando tu corazón muestra inteligencia emocional, el miedo puede salir con esfuerzo. Tu mente sale de su jaula con la ayuda de la inteligencia emocional, donde tanto el corazón como el intelecto juegan un papel coordinado. Ese es el estado en el que tu mente se vuelve más abierta a formar coordinación con el corazón y el intelecto, moviendo tu cuerpo a acciones donde comienzas a encontrar alegría en el presente. Eventualmente, esto conduce a un estado en el que tu estado mental se vuelve profundo, sin importar en qué fase de la vida te encuentres durante esos momentos.